Colaboraciones

Colaboraciones

En esta sección encontrarás un espacio para ti, en donde puedes compartirnos tus aventuras o fantasías... Quizá tengas la misma fantasía que alguien más.
Compártenos tu relato
por Gabriel Gamar 24 jun., 2020
Por Gabriel Gamar Espero tu llegada mientras afuera llueve como en el diluvio y los truenos retumban rompiendo en pedazos el silencio. Mi corazón se mueve al paso de una taquicardia arrítmica y mis manos sudan en un escalofrío atípico producto de la desesperación por verte. En la habitación de al lado se escucha un abrir y cerrar de puertas, como si entrar y salir fuera su distracción. De pronto un rayo fugaz ilumina los vidrios de la ventana y luego la oscuridad total que llega cuando la luz se apaga. Solo eso me faltaba para completar tu ausencia, un apagón repentino y el bochorno que me agobia. ¿Dónde estarás ahora? Seguramente en sus brazos disfrutando de la lluvia e iluminada por los destellos de la tormenta eléctrica, en tanto yo me encuentro padeciendo aquí y sufriendo como un condenado sin esperanza alguna. ¿Qué es lo que te amarra a él? –yo me pregunto- Y desilusionado, después de tu demora, tomo la decisión de no pensarte. Me desnudo a ciegas y me envuelvo entre las sábanas, esperando a que deje de llover. Después de un rato, en una aparente calma, escucho el sonido del cerrojo de la puerta, que de pronto se abre al mismo tiempo que la luz se enciende. Y ahí en el umbral, te apareces escurriendo, empapada de pies a cabeza, envuelta en agua de lluvia con la cabellera suelta. Quítate esa ropa para que no te enfermes, toma una toalla seca y ven junto a mi para que te caliente. Mientras, sin decir nada, vas dejando las prendas en el piso, empiezo a temblar nervioso y tú te acercas y me dices al oído: te quiero, perdóname, a ti es a quien amo, tómame, soy tuya... Te abrazo con ternura, sin decirte nada, te beso y te acaricio y te hago el amor con furia. Al final los dos estamos empapados, por dentro y por fuera, de sudor y de lluvia. Hicimos el amor, de eso no hay duda; te amo y me amas, tampoco lo dudo... te has quedado dormida. Te beso en la frente con la ternura de un padre, pero miro tu cuerpo desnudo con la lujuria de un amante. Es tan hermoso y suave que incita a las caricias y tu rostro tan bello que no me resisto a besarlo. Y procurando no despertarte te cubro con las sábanas para que no te enfríes y me levanto sigiloso a recoger una a una las prendas que has dejado tiradas en el piso, para que al despertar te vistas y vuelvas a tu casa, donde tu esposo aguarda angustiado e impaciente, como yo te espero cada tarde.
por Inge Discreto Luis 14 dic., 2019
La tarde agonizaba sucumbiendo con los últimos rayos del sol vespertino, sonó mi celular confirmando tu asistencia al lugar acordado, escuche tu dulce tu voz como un canario, impacientes por encontrarnos enlazados entre besos y caricias. Saliendo presuroso a tu encuentro, al llegar mis ojos se iluminaron ante tu hermosa presencia, joven, alta, hermosa toda tu. Enfilamos hacia un café a romper el hielo que dos extraños necesitan, formando empatia para emprender una hermosa y placentera aventura. Al calor de capuccinos, empieza nuestra lluviosa tarde a tomar forma, platicamos de mil cosas, viendo poco a poco nuestras similitudes en gustos y personalidades. La última gota de café recorre tus labios y es tiempo de ir a un lugar mágico, donde dos cuerpos no conocerán limitante al placer mutuo. Al entrar a la habitación me inclino a oler el bello aroma de tu piel que desprende tu cuello, besándolo y rozándolo con mi lengua, mientras mis brazos te rodean presurosos para que sientas su calor, tus manos rodean mi cuello y me acercan mas a tu boca fundiéndonos en un prolongado beso, nuestras bocas se mueven delicadamente antecediendo a un frenesí de besos donde nuestras lenguas danzan al son de nuestra pasión. Desnudamos mutuamente nuestros cuerpos mientras nuestros labios siguen unidos y compartiendo cada aliento, ya sin ropa nos abrazamos y acariciamos a plenitud, sintiendo en cada rose un mayor deseo de poseernos. Te recuestas en la cama abriendo tus piernas, mostrándome la delicia que voy a degustar toda la noche venidera, me recuerdo a tu lado y empiezo a saborear tus pechos, succionándolos con fuerza, y dejándolos caer, lamiendo tus pechos en toda su extensión, conociendo cada rincón de ellos. Mientras mis manos recorren tu abdomen, tus piernas y tu vagina, donde hacen una pausa y empiezo a frotar la palma en la entrada de tu vagina, sintiendo como la humedad de tu excitación empapa mis manos, deslizo un dedo entre tus labios y lo subo y lo bajo con delicadeza, sintiendo esa deliciosa sensación, prosigo con otro dedo y masajeo tu clítoris mmmm que rico y abultado se puso al rose de mis yemas. Lamiendo tu pezón con deseo, invitándome con tu mano a saborear el otro, no se vaya a poner celoso?, inmediatamente el pezón toma forma y se erige excitado, dejo caer saliva en el y soplo el área delicada de tu seno, cierras los ojos y deseas besarme. Mis dedos se introducen pausadamente en ti sintiendo como estas a punto del orgasmo, acelero mi presión en tu clítoris y la penetración de mis dedos en ti hasta sentir como dejabas exhalar ese suspiro de alivio al sentir tu placer liberarse. Tus labios buscan los míos y me besas tiernamente pero con pasión, tu mano se apodera de mi pene y lo masajea, después lo empiezas a masturbar con la consigna que deseas sentirlo. Me encanta como tu mano recorre toda su extensión jalándolo con fuerza se pone duro y dispuesto a satisfacerte toda la noche, no desea mas que estar dentro de ti y sentirte mojada y caliente para el. Voy a la cómoda me pongo el condón, abres tus piernas, veo lo hermosa que te ves me pongo sobre ti y te beso mientras mi pene encuentra ese delicioso rincón de tu ser, donde calidamente lo recibes y cobijas... Que hermosa noche a tu lado, y pensar que solo era el principio de un sin fin de sensaciones de los que fuimos cómplices y amantes. Un beso a la distancia de tan bella dama que conkisto mi ser con su ternura, timidez y pasión. Esperando con ansias un nuevo encuentro que reúna toda la magia del primer encuentro. Inge Discreto Luis.
por Estrella 14 dic., 2019
Hace tiempo que me he aficionado a leer vuestros relatos pero nunca hasta hoy había tenido nada que escribir. Mi vida sexual es más bien monótona, con mi novio, prácticamente siempre igual... Me llamo Estrella y tengo 19 años. Estoy estudiando en la universidad y vivo en un pequeño piso que comparto con dos compañeras. Decir que no me gusta nada el metro, especialmente en horas punta. Odio el sentirme como una sardina de lata e ir recibiendo codazos de uno y otro lado. Por ello prefiero levantarme más pronto e ir andando a la facultad. Hoy, sin embargo, me he dormido. Mi novio pasó la noche aquí y disfrutamos de un buen rato de sexo, aunque sea tan poco imaginativo. Pues bien, me vestí a toda prisa al ver que era tan tarde, lo primero que encontré, una mini tejana y un jersey a rayas. Cuando iba a ponerme los pantys, rayos, una carrera enorme... Me olvidé de comprar más y no tuve otra que ponerme unas medias de esas con goma que me regaló mi novio hace tiempo. Al salir a la calle y notar el frío en la parte superior de las piernas he pensado que debí buscar unos pantalones pero ya estaba hecho (y menos más que no he vuelto a cambiarme). Me subí al metro y estaba llenísimo. Como pude, me acerqué a la zona por donde no se abren las puertas, que siempre es algo más tranquila y allí me quedé, sin prácticamente poderme mover. Al rato, noté una mano en mi culo pero no le dí mucha importancia, pensé que era un accidente. Pero no hubo lugar a dudas cuando esa mano me levantó ligeramente la mini y me acarició la parte desnuda de mis piernas. Supongo que lo normal en estos casos es apartarse pero no lo hice, también me hubiera resultado complicado. Y la persona que estaba detrás de mí pues lo interpretó sin duda como un consentimiento y siguió acariciándome las piernas, subiendo hasta mis nalgas. Al rato decidió dar un paso más y la mano se introdujo por debajo de mi tanga, pasando por entre mis nalgas hacia delante hasta detenerse en ese punto exacto en donde una mujer experimenta el máximo placer. Sí, ese punto que mi novio nunca encuentra y ni siquiera se molesta en buscar. Pues ese desconocido lo encontró a la primera, lo acarició, lo presionó mientras yo me mordía los labios para no gemir de placer. Seguía acariciándome con firmeza ahí y yo notaba que me estaba poniendo muy húmeda. Sin duda él notaba como mi excitación iba creciendo y eso todavía me excitaba más. Incliné mi cuerpo ligeramente hacia delante, como para mostrarle que mi vagina estaba pidiendo a gritos su atención y no se hizo de rogar. Noté como un dedo se introducía ahí, acariciaba sus paredes, se movía hacia delante y hacia atrás y luego en círculos, haciendo aumentar aún más mi deseo. Luego un segundo dedo se introdujo con facilidad y un tercero y un cuarto. Movía su mano de una forma que me provocaba un placer que nunca antes había sentido. Pensé que no podía excitarme más hasta que su otra mano siguió el camino de la primera, pero ésta se paró antes, justo a la altura de mi entrada trasera y un dedo furtivo presionó sobre ella. Al no poder entrar se retiró y me sentí un poco frustrada pero al rato volvió, noté que estaba mojado, imaginé que se habría chupado el dedo para facilitar su entrada. Y poco a poco se fue abriendo camino, mientras su otra mano seguía ocupándose de la entrada principal. Nunca he practicado el sexo anal pero siempre me ha excitado esa posibilidad. Jamás me atrevería a pedirle eso a mi novio, él es muy clásico, seguro que ni se lo ha planteado, pero de repente veía una de mis más oscuras fantasías cumplida mientras su dedo se iba abriendo camino, lenta pero firmemente. Una vez totalmente dentro de mí, empezó a moverlo en círculos, yo notaba como me iba dilatando y así permitía que me introdujera más dedos. Me costaba aguantarme los gemidos mientras sus manos se movían coordinadamente, penetrándome por mis dos entradas... Cerré los ojos e imaginé que no eran dedos lo que se movía dentro de mí provocándome esa explosión de placer, me imaginé desnuda, sentada a horcajadas sobre un tremendo miembro, mientras otro me penetraba por detrás... Cada vez me notaba más mojada, creo que tuve varios orgasmos mientras el desconocido seguía con sus impúdicas caricias. Deseaba más, deseaba que me tomase ahí mismo, deseaba que nos bajáramos en cualquier estación, que nos encerráramos en cualquier baño público y que allí culminara el trabajo. Estaba deseando cosas que jamás me había atrevido a desear, deseaba arrodillarme y chupársela y tragarme su semen, deseaba que me tomara sin contemplaciones, que me hiciera morir de placer. Entonces de repente, sus manos se apartaron cuando estábamos próximos a una estación, me colocó bien el tanga y me bajó la falda. Una voz muy dulce me habló al oido: Lo siento, cariño, tengo que bajarme. Te he dejado una tarjeta en el bolsillo de la falda, llámame y cuando quieras seguimos Fui incapaz de decir nada, estaba demasiado sorprendida mientras veía a una mujer de unos 30 años, vestida con un impecable traje de chaqueta gris y el pelo recogido que se abría paso para salir del vagón. Aún me hubiera quedado la duda si no hubiera sido porque ella, desde el andén, me miró con una sonrisa maliciosa mientras se chupaba los dedos. Estrella.
por Paloma 14 dic., 2019
Habían vivido tiempos difíciles, pero ahí estaban otra vez juntos, rotos, con su amor y con sus ganas, dispuestos a reconstruirse...envueltos en la magia de un reencuentro, hablando más con la mirada que con palabras. El comenzó a acariciarla, reconociendo que su cuerpo aún lo excitaba. Ella respondía a sus apasionadas caricias y abrazos con la piel erizada , húmeda, excitada...sensaciones que tanto ansiaba. Al tiempo que desnudaban sus cuerpos , lo hacían también sus almas. Se besaban como hacía tiempo no lo hacían, con todo el deseo y la pasión que sentían, sus labios y lenguas creaban una frenética danza erótica a la que se unieron manos y dedos, desahogando las ganas que llevaban dentro, tocando y explorando lo más recóndito de sus desnudos cuerpos , como queriendo reconocerlos... Atrapados entre besos, caricias y abrazos, extasiados de placer, se fundieron en un solo cuerpo...y así, juntos, volvieron a tocar la gloria con la punta de los dedos... Paloma.
por Anónimo 05 dic., 2019
Llego a casa agotada de caminar, me tiro en la cama y empiezo a leer aquel libro del caballero inexistente, mi mente realmente no está ahí, trato de concentrarme en aquello que debo hacer, mi trabajo, la casa, los niños, mi vida, yo misma, decido relajar mi cuerpo y olvidarme por un momento de mis preocupaciones, cierro los ojos, siento una calidez cerca de mi cuerpo, me hace estremecer, puedo percibir tu olor, tu energía abro los ojos y veo tu rostro, con esa sonrisa tan auténtica, con esos ojos que destellan alegría y una paz inmensa a la vez, con esa voz que me cautiva, no entiendo cómo es que llegaste hasta aquí, quiero hablar para hacerte esa pregunta, pero tú serenamente me tomas de las manos me acercas a tu cuerpo y me abrazas me envuelves con tus brazos, sabes de esa necesidad mía de sentir tu cuerpo así de cerca, de abrazarnos y explorar cada milímetro de tu piel, sentir tu calor y tu respiración muy pero muy cerca, sentir tu virilidad y hacerte notar mis partes húmedas de deseo de fundirnos en un solo cuerpo. Cierro los ojos de nuevo y se activan al máximo el resto de mis sentidos, mis manos exploran ansiosas y suavemente cada parte de tu cuerpo, acerco mi rostro al tuyo siento tu aliento masculino, el vello de tu barba que me raspa pero me excita, y al mismo tiempo tu infinita suavidad y ternura con la que tocas mi rostro con aquella mano fuerte, cada toque tuyo derrite mi cuerpo como si fuese la cera de aquella vela que nos contempla, radiante y silenciosa y me hace vibrar hasta lo más profundo de mi ser. Mi boca se encuentra con la tuya, en un beso suave y profundo abriéndose como si quisiéramos escudriñar con nuestra lengua cada parte interior de nuestro ser, ávido de conocerse, de sentirse amado profunda y completamente, con esa necesidad de pertenecernos el uno al otro momento mágico que hace detener el tiempo, sensación en la cual sólo existimos tú y yo en éste mundo. Con aquel beso profundo nuestras manos, siguen explorando ávidas esa piel, esas formas levemente delineadas sobre las ropas, curiosas por descubrir en su interior, la calidez y suavidad de aquella piel, esa necesidad de contacto, intercambiar nuestra energía y fundirnos en un solo ser por unos minutos… eternos minutos…inacabables minutos…, mi sexo está ya bastante húmedo y empieza a correr esa humedad entre mis piernas, lo adviertes al tocar esa parte de mi ser y mis manos llegan hasta ese pene ya bastante crecido que se abulta sobre el pantalón, sin darnos cuenta nuestros cuerpos se encuentran desnudos sintiendo esa humedad mezcla de sudor y pasión, con esa gran necesidad de poseernos mutuamente, de depositar la esencia de la vida el uno en el otro, tu pene penetra suavemente mi vagina, es el momento cúspide del encuentro, en donde la energía llega al máximo como la energía de aquel volcán en erupción, momento lleno de olores, humedades, sentimientos de pasión y ternura, que nos hacen recorrer en un segundo toda la vida, que nos llena de plenitud, felicidad, satisfacción y agradecimiento,… …Y de nuevo… el silencio, la quietud, el reposo. Abro los ojos nuevamente y me doy cuenta que es otra vez ese sueño repetitivo y obsesivo, señal de que ha quedado profundamente grabada en mí aquella persona tan especial, ese momento que llevaré el resto de mi vida como mi secreto… Anónimo.
por Ánonimo 30 nov., 2019
Podía ver que estaba tan emocionada como yo por el encuentro, mas allá de lo sexual es el afecto enorme que con el tiempo se había acumulado, la amistad era el ingrediente más espectacular de todo, no éramos desconocidos del todo, habíamos cantado, compartido penas, aconsejado, felicitado por cumpleaños y sin sospechar que algún día nos conoceríamos. En mi mente estaba su sonrisa que me regaló en algunos intercambios de Web Cam. Este relato no podría ser corto y no sólo enmarcado de erotismo, ternura e inocencia este viene desde adentro de mi corazón, posiblemente más personal que de show. Llegué a Puebla sudando en pleno fresco, nunca me sentí tan nervioso o inseguro como los 10 minutos antes de bajarme a tocar su puerta, revisé mi aliento, mi apariencia, y como si algo pudiera hacer al respecto también revisé mis expresiones de piel sobre todo en la cara, en los ojos. Con júbilo y nervio expectante en quien abriría la puerta; Y si todo fue una mentira? Si aun está con su marido? Y si vive con su madre? Sentí que mi iris se abría con la puerta, mi corazón golpearía su pecho en el abrazo, sentí como si ella dudara que en realidad no nos conocíamos, guardó prudencia pero la confianza de 3 años me la entregaba a los brazos. Fue en el abrazo que me volví a sentir vivo, podía ver su latir, respirar su gusto por vernos, no podíamos negarlo, nos queríamos sentir, era el comienzo de un sueño que se nos atravesó sin planear. Sin poses, sin arrogancias, transparentemente gozosos. Claro! fuimos al café, un paso obligado, era la prueba de fuego, si daríamos el siguiente paso o solamente se quedaba en un encuentro amistoso; Aunque habíamos hablado de nuestras fantasías, esto no era un compromiso que se diera, su timidez no ocultó su pasión, nuestras miradas se cruzaban en busca de las señales de siga, mi corazón me exigía que actuara con seguridad que le hiciera saber lo mucho que su presencia me agradaba, nada se me ocurría, estaba bloqueado! Su ardiente actitud discreta, respondió el encuentro fortuito de los pies bajo la mesa, fue el mágico, detonante para tomarle de las manos, por inocente que fuera la caricia era con la ternura que nos inspirábamos, a paso lento para no estropearlo, en su mano sentí su corazón desbocado, o seria el mió? Podía ser cualquiera. En la caricia me entregaba la llave de su pasión de su cariño, y Yo entregaba feliz mi libertad, poniéndome a su disposición, su voluntad la depositaba en la confianza que me tenía, sin dejar duda, respondí el calor de su caricia suave sobre mi piel que hacia vibrar mi humilde corazón, la piel se me ponía chinita, un escalofrío que hacia mucho tiempo no sentía me regaló un suspiro, su mirada me restaba agilidad, me llenaba de silencio el espacio para sólo verle a los ojos comprobando que todo el cachondeo de pláticas anteriores, había sido honesto y queríamos llevarlas a acabo. Con delicadeza propuse el siguiente paso Podemos ir a un lugar donde estemos solos?, La respuesta esperada era “si”. No, no tengo tiempo, me dijo. Pensé que llegarías más temprano. Me invadió el frío más horrendo, el sol se cubrió de nubes, el frío me dijo aquí estoy, el viento me recordó que estaba lejos de casa y su voz se alejó con el latir de mi corazón. No dude mas le dije -“amor” quiero estar contigo corazón, no puedo esperar más, -yo tampoco quiero esperar más, pero no puedo!, -háblale a tu vecina, a tu amiga que se yo algo que se te ocurra, cuanto tiempo tenemos? -Menos de una hora! -Pues tomemos un taxi que llevo prisa y prefiero sentirte que manejar. Estos besos eran de pasión y deseo. Con caricias de incontenibles ganas de sentirnos. De reacción inmediata en nuestros cuerpos. Rumbo a un motel, ante los ojos de cualquiera pudiera verse como una fría sesión sexual sin embargo, lo vivido virtualmente no me dejaba duda, que era ella mi motivación y yo la suya, nos erotizaba, me llenaba de calor desenfrenado. El chofer percibió el olor sexy de nuestras caricias y busco por el retrovisor más información, ¡Me urge llegar a un motel!, le dije firme, no hubo más explicaciones. El ambiente se enmarcó con la melodía de su radio que nuestras caricias ignoraron. Llegó ese primer beso de sabor enamorado, que me hundió en el pecho su suspiro, y bombeando fuerte la sangre a los genitales. Sentí el calor inmediato por debajo de mi abdomen, la firmeza en sus pechos no eran de 15 añera, era de placer libidinoso, sentir el rose de su ropa me exigía desvestirla. No soy experto pero sabia como desnudar comencé abriendo la blusa. Sin pensar en el final, sentí en mis manos el calor de su piel su sonrisa me indicaba que todo iba bien, su voz se hizo ronroneo. Ábreme el cierre! Tú quítame la ropa Primero tu, que quiero ver cada escena con atención Me da pena que me veas Ni esperaba, ni deseaba ver el cuerpo impecable de una jovencita, mas bien era su madurez lo que me prendía, acariciar su rostro, sus pechos amasables, de incontenible adaptación a la forma, sus nalgas descubiertas para mis ojos, su mirada iluminándome el alma, lo más excitante era saber que no era una jovencita engañable, era toda una mujer hecha con gustos y carácter con decisión y pasión la que me permitía desnudarla y me deseaba. Más que sexo parecía un paseo cultural, no podía dejar de admirarla, recorrer su piel, sentirme dueño de su calor, besar su abdomen, besarle la piel agradecido por la aceptación, bebí de su flor con la mas devota fascinación, lamí entregado sin reloj, me dejé envolver por la lujuria, la quería de cómplice y comencé a ser un bribón, la gentileza la hice a un lado pero no el respeto, abrí sus piernas para ver lo que me comía a tanto placer, estiré la lengua como queriendo ver donde la ponía, despacito recorrí cuneteándola en la raja, cien veces repetí por que me encantó, le junté las piernas al pecho para no quedarme con las ganas, le pasié la lengua por todos lados. Apartándola de los buenos modales y costumbres de decencia, perversamente le chupé los alrededores y centros, con auténtico gusto grabándome su humor, su calor y su alegría. Un suspiro suyo me bastaba para dar muchas más lamidas. Mi mano con memoria propia buscaba el peso ligero de sus senos, pero disfrutaba tanto su piel como acariciando su mejilla, lo que más gustaba era sentir que ella lo apreciaba. Mi hinchazón masculina suspendida en las nubes no se quejaba, sólo me avisaba que estaba disponible, en mis labios ella terminó una vez y con mas confianza me sentí, con gallardía le dije quieres verme? De cerquita? Si!, bajé sus piernas, subí la luz, me hinqué a su lado, puso su mano en mi dureza, me jalaba mostrando todo su afecto, caliente y generosa posó sus labios en mi ser, tres instantes y la besé, con la lengua le hice el amor, agradecido infinitamente. Mi placer era complacerla le volví a mamar sólo para preparar la penetración. Más que ver entrar mi pene abriéndose paso en sus labios, quise ver sus ojos expresando mi llegada, ver el color de sus gemidos, el aroma de su calor, la elegancia de su estremecer. Me metí con lentitud, saboreando cada avance, sin interrumpir su sentir, no dije nada solo miré y la avancé. Que belleza!!! Que mojados!, cuanto ruido!, la perversión me inundaba dulcemente, sus caricias no se detuvieron , me incorporé sin salir de ella, levanté sus piernas, no me podía perder la visión, quise ahora si, ver como desaparecía esa carne en su vientre, memorizar como la magia de su vulva me desaparecía, mi brillosa, palpitante y caliente hombría, jugué con sus piernas, arriba, flexionadas, abiertas ,de lado, en todas formas posibles; dócil me permitía todo, no sentí necesidad de saber hasta donde me permitiría llegar simplemente hice lo que se me antojó, fue momento de voltear, sin desesperación disfruté ver su reacomodo, como con su propio impulso daba la vuelta, sobre sus rodillas paso a paso hacia mi, se arqueó, seguí viendo, sus vaivenes, me esperaba y yo la admiraba, volví a besarle la flor y el punto exacto, usé mis dedos, como queriendo grabarme con mis 5 sentidos este bello momento, mis manos guiadas por la ansiedad de la pasión recorrían mi cuerpo y el suyo, sentí ganas de apretarme y acercarme, para untarme en ella más que penetrarla, me pasié por su vulva, humectándome de su calor, le di palmaditas mientras gozaba la vista arqueada con la colita arriba, me paré en la cama , flexioné mis rodillas para entrar bien, mis manos tomaron su cintura como si evitaran su fuga, pero mas bien era para arremeterla toda. Con todo respeto, la haría mi puta, mi mas dulce servidora, con palabras sucias le hice saber que lo que le haría -te voy a partir en dos!, de inmediato suspiró, y el ritmo comenzó, nuestros cuerpos danzaron intensamente y en cámara lenta buscaba mecerme limpiamente escuchando el contacto rítmico de nuestros cuerpos, ver sus ojitos brillar a ritmo de su gozo, rebotar el glúteo a mi paso, balancear sus tetas con cada embestida, mi rostro muy caliente, la frente se me empapó, la tomé entre sus muslos y nalgas para levantarle más el arqueo. Más palabras sucias y ella llegaba, su gemido liberaba mi satisfacción me uní a su deleite, su felicidad era la mía, tomé la recta final pero antes la saqué para pasearla con firmeza por en medio de sus nalgas, amenazante de su vulnerabilidad y volví a la estocada. Terminé adentro y algunas gotas sobre su espalda, con la licencia que su satisfacción me regalaba, sus mejillas sonrojadas, el sudor también estaba en su frente, sus labios eran mas rojos que nunca, se miraba mas hermosa con su mirada tranquila iluminando mi orgullo por sentir sin duda que la había hecho feliz, necesitaba respiro, caí a su lado y ella me abrazó. Sabíamos que no iba a durar mucho ese momento así que decidimos grabárnoslo hasta donde más no se pudiera, nos quedamos viendo fijamente, las palabras estaban de sobra. Puse mi índice sobre sus labios y admire su belleza. Su amiga se encargó de regalarnos algunos invaluables minutos más de esa noche. Por tus encantos mi curiosa enamorada, mi cariño para ti Ojitos!!
por Alfredo F. 10 sep., 2019
Este relato resultó ganador en el concurso que realizamos en Facebook por el Día del Sexo.
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