Narración de un día


Narración de un día

8:15 el despertador empieza a sonar. Con pereza uno de mis brazos sale de las sábanas para desconectarlo. Un día más empieza y no quiero salir de la cama, todavía caliente debido a tu presencia la noche anterior. Froto mis muslos uno al otro tratando de encontrar de nuevo esa maravillosa sensación de tenerte dentro de  mí. El sol comienza iluminar mi cara y no puedo estar un minuto más en la cama,  por lo que tomo un camisón para cubrir mi cuerpo desnudo y voy directo a la cocina.

Un espeso chorro oscuro llena mi taza. El olor natural del café me hace recordar tu aliento, y no puedo evitar mojar mis labios con la lengua como si fueran los tuyos sobre mi boca. Enciendo un cigarro, y en cada inhalación me imagino soplando sobre tu rostro mientras esperamos en la cama para la siguiente ronda.

Finalmente la taza está vacía, igual que mi cuerpo después de que te fuiste. El próximo paso es la ducha. Dejo que el agua recorra mi cuerpo del cabello a los dedos del pie, como si en este líquido estuvieran tus manos acariciando cada parte de mi blanca geografía. Tomo la toalla, suave, tersa y comienzo secar el exceso de agua en mi cuerpo. Mientras seco mi cabello con la toalla, puedo imaginar tus manos abrazando mi cintura y jalándome de espaldas hacia tu cuerpo desnudo, pidiéndome abrir mis muslos porque estás listo para escabullirte entre mis piernas. Mis senos se balancean hacia adelante y atrás con el mismo ritmo que tu cintura empuja mi cadera. Me miro en el espejo y sólo puedo suspirar, esperando que vuelvas esta noche.

Voy al vestidor y saco mi ropa interior. Escojo el juego perfecto para que, cuando me desnudes, puedas removerla sensualmente. Pongo pequeñas gotas de perfume en mi cuello, oídos, brazos e ingles, las cuales parecieran suaves besos dados con tu boca.

Mientras subo mis medias puedo ver las yemas de tus dedos explorando mis piernas. Finalmente acarician suavemente mis nalgas y le dan ese último toque a mi entre pierna haciéndome gritar de placer. 

 El resto, es sólo rutina. Entonces llega la noche, y mi mente no puede pensar en otra cosa que no seas tú, y tu presencia dentro de mi cama. Aquí estoy de nuevo, en espera de tus besos, tus caricias y tu  irracional forma de hacer el amor. 


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